Fotografía de Mario Tama | Getty Images North America | Getty Images vía AFP

Fotografía de Mario Tama | Getty Images North America | Getty Images vía AFP

Por Luisa Salomón, Indira Rojas y Ricardo Barbar


Un año después de la detección de los primeros casos de covid-19 en Venezuela, el país se encuentra en una segunda ola de contagios que se ha extendido por varias semanas. Las autoridades anunciaron una cuarentena radical por dos semanas consecutivas, pero ya hay centros hospitalarios y clínicas privadas que informan no tener capacidad de atención para nuevos pacientes. Prodavinci conversó con 13 médicos y especialistas, quienes dieron su visión sobre las políticas de respuesta en Venezuela, la situación actual en los centros de salud y las medidas recomendadas para tratar de controlar la epidemia.


“Estamos en el peor momento en términos de impacto de la emergencia”

“De alguna manera la cuarentena estricta es una amputación: no es la mejor, no le gusta a la mayoría, pero es una decisión drástica definitiva. O cortas la transmisión o la situación puede salirse de control. El dilema no es “O nos morimos de coronavirus o nos morimos de hambre”. Para llevar a la economía a un sitio sano tenemos que controlar la epidemia. 

Hay que mejorar el sistema de aislamiento y rastreo de los casos. El gobierno cambió el destino de las pruebas de antígeno. En tres meses hicieron lo que deberían haber hecho en cuatro días. Tenemos las mismas camas que el 10 de marzo del año pasado. Cero inversión para mejorar la infraestructura y las condiciones de los hospitales, que es una labor del Estado. No hay una estructura robusta de notificación epidemiológica transparente. El reclamo de la población es que no sabe si los datos son transparentes.

Los números de nuestro monitoreo muestran que estamos en el peor momento comparado con la primera onda en términos de impacto de la emergencia, flujo de pacientes, terapia intensiva llena, número de fallecidos, sensación social de presión de transmisión de casos. Tiendo a pensar de que probablemente no hemos llegado al pico y quizás nos falten algunas semanas de aumento en la transmisión. 

La utilización masiva de vacunas va a generar un gran cambio en la visión de la humanidad que no teníamos el año pasado. Tenemos vacunas en el mundo: son eficientes y seguras. Nadie duda de que un plan de vacunación transparente, por fases, lógico, ampliado, ético, va ser lo que nos va a llevar, probablemente a finales de 2021, a que tengamos una situación totalmente diferente. El gran elemento este año es el diagnóstico y las vacunas”.


“Si evitamos que el virus se replique, evitamos que mute”

“En menos de 3 meses se han administrado 458 millones de dosis de vacunas en 130 países, lo que equivale a 104 millones de personas completamente vacunadas. Es el camino para alcanzar la inmunidad del rebaño a escala global. Sin embargo, Venezuela va muy mal en la carrera por la vacunación. Ha pasado un mes desde que llegaron al país las primeras 100.000 vacunas Sputnik, y otras más de Sinopharm, y no se sabe cuántas dosis se han aplicado, cuáles serán las que se coloquen de forma masiva en Venezuela, cuándo llega el resto de las dosis, y cuál es el plan de vacunación, si es que lo hay.

Actualmente estamos en pleno ascenso de un segundo ciclo de la epidemia. No debemos bajar la guardia o las medidas de protección. La epidemia sigue allí, así que el gobierno debe reforzar el diagnóstico y la vigilancia epidemiológica. Venezuela sigue manteniendo una capacidad diagnóstica centralizada y limitada después de un año de pandemia. La cobertura diagnóstica es de 17 pruebas por cada 1.000 habitantes, la más baja de la región. La situación se agrava con la detección en el país de nuevas variantes del virus, que pueden ser más transmisibles, producir reinfecciones o comprometer la respuesta inmunitaria ante las vacunas. El gobierno debe adicionalmente reforzar la vigilancia genómica, a fin de detectar a tiempo nuevas variantes que estén circulando y tomar las medidas preventivas del caso. 

En conclusión, si evitamos que el virus se propague, evitamos también que dichas variantes lo hagan. Si evitamos que el virus se replique, evitamos que mute”.


“Las medidas tendrían que ser proporcionales a las necesidades de salud pública”

“No hay que hacer una cuarentena global en todo el país, sino focalizada en las áreas donde existe una transmisión acentuada de casos. Una cuarentena global colapsa el país. Ese ha sido un error permanente desde el año pasado. Se tienen que focalizar las acciones de cuarentena, aislamiento y confinamiento a las áreas que sean críticas, así el impacto social y económico es menor. Las medidas tendrían que ser proporcionales, ajustadas a las necesidades de salud pública y a la capacidad de respuesta del sistema de salud. 

En la medida en que se retrasa la vacunación, y mientras no haya un programa de vacunación efectivo, estamos sometidos a esta situación. Por eso el segundo punto importante es lograr una vacunación efectiva de la población. 

Si no se educa a la población, se desestiman las medidas de prevención y la población está sometida a informaciones falsas y manipulación de la información. 

Si además se genera una situación que empeora el empobrecimiento, la gente tiene que salir a la calle para generar recursos económicos y poder comer. El Estado tiene la obligación de promover la atención de las personas más necesitadas, tanto desde el punto de vista económico y social, con programas específicos sostenidos para apoyar a las personas que no tienen recursos; como el caso de salud pública, donde tiene que dar todo el apoyo al sistema de salud para poder atender pacientes. 

Se tiene que proveer los equipos de protección a todos los profesionales de la salud. Si no los tienen, los exponen al riesgo de que desarrollen la enfermedad. Se tiene que completar el plan de vacunación al personal de salud, que era la prioridad número uno”.

Fotografía de Federico Parra | AFP

Fotografía de Federico Parra | AFP

“La solución a la epidemia no son alcabalas. La solución es vacunar y educar”

“Un año después, bajo esquemas de liberación y cuarentena sin respaldo científico, tenemos una ola de casos tan severa, o probablemente peor, como la que tuvimos en agosto-septiembre de 2020. Estamos recogiendo la cosecha del carnaval.

En Venezuela no se están haciendo pruebas PCR en los centros de salud privados y públicos desde hace semanas. Por eso las cifras oficiales mantienen los mismos casos y muertes por día, lo cual no corresponde con lo que está ocurriendo realmente. Es fundamental identificar quiénes son las personas que están contagiadas y poder aplicar medidas de aislamiento y cuarentena con criterios científicos, y no medidas impositivas. En otros países, las personas que fallecen con cuadros respiratorios o cuadros compatibles con covid, independientemente que no tengan la prueba, entran en la estadística. En Venezuela no se ha actualizado la definición de casos confirmados, lo cual colabora con el subregistro.

Los hospitales siguen sin tener los servicios básicos como agua y electricidad, hay escasez de equipos de protección personal para los trabajadores, fallas en la disponibilidad de camas y oxígeno, no hay tomógrafo, no hay laboratorio funcionando.

No hay plan ni lineamientos técnicos sobre la vacunación, ni información sobre las distintas vacunas que van a estar disponibles. Es inadecuado vacunar a los docentes antes que los distintos profesionales de salud. Más del 36% de los profesionales de salud del mundo se han enfermado, según la OMS. Si los profesionales de salud se enferman o se mueren dejan de ocupar espacios de atención. Tenemos que cuidar a quienes están cuidando a los enfermos.

La solución a la epidemia no son alcabalas ni restricciones de tránsito. La solución es vacunar y educar”.


“Insistimos en la necesidad de equipar la infraestructura sanitaria con los servicios básicos”

“Probablemente por las flexibilizaciones de diciembre y carnaval, estamos ante un aumento muy importante del número de casos. Los hospitales y clínicas han saturado su umbral de capacidad. Esta situación todavía no se ve reflejada en las cifras oficiales. 

Hay un aumento importante del subregistro porque solamente se asienta a los enfermos que han dado positivo a una prueba PCR o de antígeno. El número de pruebas diagnóstico son insuficientes así como el número de laboratorios autorizados para procesar las pruebas, los cuales tienen respuesta lenta por problemas de logística y combustible.

Hay un déficit de bolsas para el transporte de cadáveres. Además, existen dificultades sociales para dar los servicios funerarios a los fallecidos que deben ser incinerados y los restos entregados a sus familiares.

En Venezuela tenemos un número de médicos y enfermeras fallecidos muy elevado, la tasa más alta de toda las Américas. Insistimos en la necesidad de equipar la infraestructura sanitaria con los servicios básicos de agua e insumos para higiene, equipos de protección para el personal. 

Lo más reciente es la necesidad imperiosa de la vacunación. Primero asegurar a la población venezolana de contar con vacunas seguras, efectivas, y luego proceder a la vacunación mediante un plan nacional que sea abierto, transparente, de conocimiento público, que dé prioridad a los trabajadores sanitarios y a los grupos más vulnerables. Las Academias, Universidades y Sociedades Científicas deben participar abiertamente y sin limitaciones en la asesoría de este plan para asegurar su eficiencia y efectividad”.

Fotografía de Federico Parra | AFP

Fotografía de Federico Parra | AFP

“¿De dónde sacamos el personal médico que necesitamos?”

“La epidemia está en franca expansión, creo que incluso una expansión mucho más intensa y rápida que la de la primera ola de hace un año. La realidad, terca como es, se termina imponiendo y ahí tenemos el incremento feroz de admisiones a hospitales públicos y privados por infecciones respiratorias, léase neumonías.

El llamado es a la responsabilidad individual. La observancia de las normas que nos han permitido a muchos no enfermarnos tras un año de intensa exposición al coronavirus, cobra hoy más vigencia que nunca: el lavado de manos, el uso de mascarilla y protector facial, las medidas de distanciamiento social. Esto sobre todo en tiempos como estos, cuando toda la capacidad hospitalaria, pública y privada, de Caracas está prácticamente copada por casos de covid-19.

El problema de esas flexibilizaciones rígidas o intermitentes, toda una jerigonza pseudo epidemiológica que se ha inventado el gobierno, nos ha conducido a que en Venezuela la percepción de riesgo que maneja la sociedad haya sido lo suficientemente baja como para irnos despreocupadamente a la playa y ahora pagar las consecuencias con enfermos.

En 2013 un estudio técnico ya advertía que Venezuela necesitaba mil camas nuevas de cuidados intensivos, con toda la tecnología y el personal que eso implica. Inauguraron una Unidad de Cuidados Intensivos en el Hospital Universitario de Caracas, pero esos muebles tenían casi un año comprados y metidos en los plásticos. No han sido puestos en servicio porque no hay personal. Están las máquinas y los ventiladores bellísimos, pero quién los prende. El sindicato de hospitales y clínicas estima que solo en ese hospital han renunciado más de 500 trabajadores porque no pueden vivir con dos dólares al mes. ¿De dónde sacamos ese personal?”.


“No podemos tener vacaciones de las medidas preventivas mientras el SARS-CoV-2 siga circulando”

“A un año de la pandemia tenemos una herramienta preventiva fundamental: la vacuna. Esperábamos que para el primer trimestre de 2021 empezara su distribución y la vacunación en el mundo inició mucho antes, en diciembre de 2020. Para mí fue impactante, considerando la historia que conocemos de las vacunas. En ese sentido, tenemos hoy una esperanza para el control de la pandemia. 

En Venezuela, la vacunación comenzó en febrero, dos meses después de las primeras aplicaciones en otros países. Eso es bueno. Estando en emergencia humanitaria compleja se trata de una diferencia temporal muy corta. Por supuesto, durante este proceso hemos tenido desacuerdos con el gobierno e interrogantes, especialmente porque han llegado muy pocas vacunas. Hay un plan escrito por el Ministerio de Salud. Especifica que los que están en la primera línea de exposición y los trabajadores de la salud en general son los primeros en recibir la vacuna. Seguirán los adultos mayores de 60 años y las personas con comorbilidades. Pero ese orden no se ha respetado con rigurosidad. Es importante que todos estemos vacunados, pero hay grupos específicos contemplados para el primer momento.

Vemos buenos ejemplos de disminución de casos después de aumentos de cobertura de vacunación en países como Israel, o en Inglaterra. Este último es interesante porque inicialmente apostaba a la inmunidad de rebaño a través del contagio, pero cambió su manera de pensar y las vacunas se han convertido en una herramienta muy importante.

A pesar de que ya contamos con la vacuna, no podemos tener vacaciones de las medidas preventivas mientras el SARS-CoV-2 siga circulando. Ningún país ha tenido la receta perfecta ni mágica para el control de la pandemia, pero hay que rectificar decisiones equivocadas cuando sea necesario. Es un error dar asuetos largos y decir que son flexibles, sin dar pautas claras de acción y sin supervisar el aforo en sitios públicos. Es un error que nos trajo a este momento, a la segunda ola de contagios. Recordemos que la covid-19 es una enfermedad de la familia, es decir, una vez que se infecta un miembro del grupo familiar afecta a varios o a todos en casa. Y no podemos predecir si el impacto será grave o si tendrán síntomas leves”.


“Sigue siendo necesaria una estrategia que incorpore a la comunidad académica y científica”

“En general, la situación permanece igual o peor, con el agravante de tener una variante del virus mucho más infecciosa.

Las cifras oficiales siguen ofreciendo una visión muy parcial de la situación epidemiológica que refleja el número limitado de pruebas diagnósticas que se realizan cada día. Ayudan a ver algunas tendencias y las mismas, sin duda, muestran un aumento marcado en la transmisión durante las últimas 3 semanas posteriores al carnaval.

El inicio del programa de vacunación recientemente no debería tener todavía un impacto apreciable en la ocurrencia de nuevos casos por el limitado número de dosis que se han aplicado.

Sigue siendo necesario disponer de una estrategia consciente, que incorpore diversos sectores de la sociedad y la comunidad académica y científica. 

Adicionalmente, deben surgir acuerdos con los proveedores privados de salud que permitan en forma armoniosa incorporar su capacidad existente y ampliarla en lo posible, para contribuir a enfrentar exitosamente esta terrible coyuntura”.

Fotografía de Silvio Ávila | AFP

Fotografía de Silvio Ávila | AFP

“Urge el compromiso de todos en la implementación de un verdadero plan nacional de vacunación”

“Ya tenemos un año conociendo este bebé que va creciendo, llamado pandemia del coronavirus. Aunque ya tenemos más experiencia, todavía la implementación de las cuarentenas es motivo de debate, ya que hemos palpado por experiencia propia que después de un período de relajación oficial de la cuarentena a las pocas semanas se incrementa la estadística de casos confirmados. Esto ocurre, para citar el ejemplo de la celebración del carnaval, porque la población cansada del confinamiento se volcó a las playas y demás ambientes de esparcimiento sin respetar las normas de salud pública con la falsa creencia de que la epidemia era cosa del pasado. Debemos mentalizarnos que debe mantenerse las medidas de prevención adecuadas, al menos en el presente y dependiendo de la velocidad de vacunación de la población.

Un año después seguimos con un número de pruebas muy por debajo de la región. Para citar un ejemplo, Chile realiza 70.000 pruebas PCR al día, mientras que Venezuela está rezagada alrededor de 1000 pruebas o menos. Así sucede con el rastreo de los contactos de casos positivos.

Un año después estamos sufriendo la peor ola epidémica, que ha saturado las camas disponibles en la red hospitalaria pública y privada de forma terrible, dejando a los enfermos sin otra opción que el tratamiento en casa de casos moderados y severos. Además, no hemos tenido en este año un incremento significativo de la capacidad hospitalaria, tanto de camas de hospitalización general como las necesitadas camas de cuidados especiales intensivos.

Urge el compromiso de todos los sectores, públicos y privados, en la implementación de un verdadero plan nacional de vacunación. Mientras mayor porcentaje de vacunados, más rápido podrán los países relajar las restricciones y reanudar los ciclos productivos para reactivar la golpeada economía nacional”.


“Tenemos una mortalidad subregistrada porque hay gente que muere en su casa”

“Esta es la segunda ola de la epidemia y no se ha podido manejar la situación. Las epidemias no pueden durar mucho tiempo porque se convierten en una endemia: la aparición de casos habituales. 

Flexibilizaron en carnaval. ¿Cómo van a flexibilizar si los casos estaban aumentando? El repunte es el resultado de la flexibilización. Hay que hacer hincapié en que con o sin flexibilización la población debe tener conocimiento del autocuidado a través de la educación sanitaria. Se debe impartir en todos los niveles de educación, incluso desde preescolar. 

Quien dice que hay una nueva variante es el presidente, no el ministro de Salud. El que da la información es el presidente. Los epidemiólogos son los que deben manejar una epidemia. Hay que evitar promover medicamentos que no tengan respaldo científico, como las llamadas gotas milagrosas. 

En Venezuela no hay capacidad para hacer suficientes pruebas de diagnóstico, las PCR son limitadas y ahora la gente tiene que pagarlas. Eso debería hacerlo el gobierno. Las pruebas serológicas, llamadas rápidas, las hacen gratuitas pero no son confiables. 

La gente no quiere ir a los hospitales porque no están dotados. Como profesora de posgrado, tengo a muchos residentes que me informan que no tienen equipos de protección, no hay medicamentos, no hay cómo atender a los enfermos. La gente se niega a ir al hospital porque sabe que se va a morir. Entonces tenemos una mortalidad subregistrada porque hay gente que muere en su casa.

La gente tiene que vacunarse. Pero el gobierno debe garantizar un plan de vacunación: hay que cuidar la cadena de frío, asegurar la logística de los puntos de vacunación y el entrenamiento del personal”.


“Se deben hacer convenios urgentes con la OMS y directamente con los fabricantes de vacunas”

“Venezuela debe adquirir las vacunas necesarias para iniciar un gran plan de vacunación, bien estructurado, que dé prioridad a los grupos de primera línea de acción: personal de salud y de atención de emergencias, así como a las personas de alto riesgo. Se deben hacer convenios urgentes con la OMS (programa Covax) y directamente con los laboratorios fabricantes de vacunas.

El Ministerio de Salud debe aceptar la asesoría de expertos en el área, sociedades científicas, sociedades médicas y gremios de la salud para lograr engranar un gran sistema de atención preventiva de covid-19.

Se amerita una campaña agresiva de divulgación para mantener activas y vigentes las medidas de bioseguridad necesarias para evitar y cortar la cadena de transmisión del virus. El lavado frecuente de manos, uso correcto de mascarilla, distanciamiento social, evitar aglomeraciones, suspender reuniones de todo tipo, permitir el trabajo desde el domicilio, en cuanto sea posible, y trabajar por grupos horarios.

Es vital dotar de equipos de bioseguridad a todo el personal de primera línea, así como la dotación de equipos médicos y suministros que permitan una atención óptima a los enfermos que incluyan unidades de atención en Terapia Intensiva para los casos graves, y unidades de terapia intermedia respiratoria. 

Sigue siendo prioridad el aislamiento, seguimiento y búsqueda de contactos de cada paciente covid positivo, así como el diagnóstico masivo de población mediante la implementación de pruebas diagnósticas de PCR en cada parroquia del país, en cada centro de salud público y privado. De esta manera podemos saber con precisión la casuística de la enfermedad”.

Fotografía de Federico Parra | AFP

Fotografía de Federico Parra | AFP

“La pandemia va a durar mucho tiempo, por eso no podemos cerrar las escuelas de forma definitiva”

“Creo que el habernos acostumbrado a vivir en pandemia por un año hizo que descuidáramos las medidas básicas de protección. La educación a la población es lo más importante. De nada valen las cuarentenas si en las casas hacemos reuniones o fiestas, tal vez pensando que a nosotros no nos va a pasar. No han cambiado las recomendaciones iniciales: el uso de mascarillas, el lavado de las manos y la distancia física. Yo pienso que como sociedad debemos buscar las maneras de continuar y mantenernos a salvo. La educación debe seguir, y el deporte y la cultura deben recuperar sus espacios, tal vez ideando estrategias que incluyan las medidas preventivas básicas. 

Lo que se ha recomendado es que se adecúen las aulas de clases, que se dividan los estudiantes en grupos pequeños, y hacer horarios escalonados donde no coincidan entradas y salidas. Obviamente esto va a cambiar toda la estructura de lo que nosotros conocemos. La pandemia va a durar mucho tiempo, por eso pienso que no podemos cerrar las escuelas de forma definitiva. Progresivamente, una vez que pase la segunda ola, hay que buscar alternativas para seguir una vida normal. La presencia del virus no se va a solucionar a corto plazo, ni siquiera con la vacuna, y por eso insisto en que mientras no exista la inmunidad de rebaño debemos seguir aplicando las medidas preventivas. 

Las vacunas a lo largo de la historia han salvado vidas. Si bien la vacuna por sí sola no pondrá fin a la pandemia, es un paso fundamental para que este objetivo se cumpla. La mejor vacuna es la que tengamos disponible y debemos luchar para que su aplicación sea universal y se extienda rápido”.


“No debemos tenerle miedo a la vacuna, debemos tenerle miedo a la enfermedad”

“Cuando ya habíamos entendido cómo aplicar el oxígeno y el tratamiento, nos enfrentamos a un giro radical. Todos los servicios de salud están colapsados. Ante esta situación tenemos que aceptar que las medidas de prevención se están aplicando de una manera más laxa. Solo con decretar el cierre de autopistas y de locales no estamos logrando mucho. Las personas deben comprender que la protección también es una responsabilidad individual: hay que usar la mascarilla, lavarse las manos, mantener la distancia física. 

Otro problema es que no solo las personas tienen ideas erradas sobre el tratamiento. También algunos médicos. Constantemente recibimos en el hospital a personas a quienes le indicaron azitromicina, ivermectina y levofloxacina, cuando ya se sabe que el oxígeno y los esteroides son los dos elementos que más necesita el paciente en condiciones moderadas a graves para mejorar su condición. Las guías oficiales de sanidad no se han actualizado desde el año pasado, pese a que la información en el mundo ha cambiado mucho. Nos basamos en la guía de la Sociedad Venezolana de Infectología.

El protocolo de vacunación tampoco está muy claro. No se sabe, por ejemplo, si las personas que se contagiaron después de recibir la primera dosis deberían colocarse la segunda. Como médico uno busca este tipo de información, pero se consiguen criterios diferentes. Además, es importante recordar que para tener inmunidad se deben colocar las dos dosis y esperar al menos un mes para tener suficientes anticuerpos. No debemos tenerle miedo a la vacuna, debemos tenerle miedo a la enfermedad. Es preferible colocarse la vacuna y tener un poquito de fiebre o un malestar que pasa en menos de 24 horas, a contagiarse de covid-19. Sin embargo, la vacuna no es una solución a corto plazo, porque debemos esperar a que la mayoría de nosotros haya sido vacunado para alcanzar la inmunidad de rebaño. Mientras tanto, debemos seguir utilizando las medidas de protección”.


Créditos

Dirección general: Ángel Alayón y Oscar Marcano

Jefatura de investigación: Valentina Oropeza

Jefatura de diseño: John Fuentes

Montaje: Indira Rojas

Edición: Valentina Oropeza, Ángel Alayón y Oscar Marcano

Fotografías: Mario Tama | Getty Images vía AFP, Federico Parra, Silvo Ávila | AFP


Caracas, 24 de marzo de 2021